El sector de la seguridad (ejército, defensa, policía, etc.) tiene una particularidad en el mundo de los espacios de control: la sala de supervisión/vigilancia va casi siempre unida a una sala de mando/piloto. No obstante, cabe señalar que esto puede ocurrir en otros sectores de actividad (industrias de transformación, sistemas de información, transporte, etc.), pero es menos frecuente.

La distribución de equipos, consecuencia de la división del trabajo

Veamos por un momento qué es lo que marca la diferencia funcional entre estos dos espacios. Básicamente, el espacio de vigilancia está ahí para proporcionar los datos más relevantes posibles a la sala de mando. En la sala de mando, en cambio, el equipo está para apoyar la toma de decisiones, pero no sólo: además de dirigir las operaciones, suele haber una intensa actividad de comunicación: elaboración de informes, información a la prensa o a terceros, intercambio con especialistas lejanos, etc. Por último, la sala de mando es el lugar donde se utilizan los escenarios preparados antes de la crisis o las operaciones en una sala de análisis y preparación. Cabe señalar de paso que estas salas de análisis también pueden utilizarse en tiempo real para proporcionar a la sala de mando una información mejorada.

Al final, este reparto de tareas entre las dos salas permite separar la zona «roja» = la sala de mando/pilotaje, donde la presión es máxima, los intercambios son animados y hay idas y venidas regulares, y la zona «azul» = la sala de supervisión/vigilancia, donde los operadores deben permanecer concentrados en un entorno tranquilo en la adquisición de datos, así como en la transmisión coherente y controlada de esta información a la sala de control. Mezclar las dos áreas nunca es deseable, pero al mismo tiempo hay que mantener la comunicación entre las dos áreas.

La traducción de lo anterior en equipos es tanto en términos de la disposición como de la naturaleza de las soluciones desplegadas.

En cuanto a la disposición de la zona de supervisión, todo debe basarse en la visualización ergonómica de la información. En concreto, hay que pensar en la distribución de las pantallas entre los pupitres de los operadores y el videowall: ¿qué fuentes se van a mostrar en un medio o en otro, y cuáles van a ir y venir entre los dos? Por último, la disposición del videowall debe permitir ver sin moverse de todas las consolas.

La disposición de la sala de mando / control

…debe centrarse más en las herramientas de toma de decisiones colectivas; a menudo es una gran pantalla táctil la que desempeñará este papel, ya sea en forma vertical o como mesa táctil. A continuación, los expositores se organizan en torno a él, a ser posible de forma modular. De hecho, los profesionales de la seguridad saben por experiencia que no hay que confiar ciegamente en los escenarios de crisis previstos al principio. Por este motivo, recomendamos un espacio reconfigurable alrededor de esta pantalla táctil.

Por último, como ya se ha dicho, la comunicación entre las dos sedes es esencial. En el lado del audio, esto se puede hacer a través de una línea IP dedicada, mientras que en el lado del vídeo, se pueden utilizar dos formas diferentes para satisfacer la necesidad:

  • una conexión de tipo videoconferencia, o mejor aún, una herramienta de videocolaboración que permita trabajar en tiempo real sobre documentos comunes
  • una gran superficie acristalada entre las dos habitaciones, que puede oscurecerse a petición (vidrio tipo Privalite) mediante un simple interruptor.

En cuanto a la naturaleza de las soluciones desplegadas, los operadores del espacio de vigilancia deben acceder rápidamente a las fuentes puestas a su disposición y visualizarlas en sus pantallas y en el videowall según escenarios de visualización predefinidos o sobre la marcha.

Los sensores (cámaras fijas, drones, alarmas, …) se acoplan a la información procedente del terreno o de medios externos (internet, redes sociales, canales de televisión continua, …)

En el caso de la sala de mando y control, se superponen los programas informáticos empresariales (cartografía, big data, etc.) a una selección de datos/imágenes proporcionados por el área de vigilancia. Las soluciones desplegadas son más interactivas que en el espacio de vigilancia: mesa táctil, software TBI, vídeo, etc. Lo que no cambia, sin embargo, es mostrar la información correcta en el lugar adecuado.

En conclusión, podemos decir que la complementariedad de los dos espacios debe pensarse desde el principio, sobre todo en la gestión de las fuentes clave que se pretenden mostrar en ambos lados. Además, a nivel práctico, recomendamos encarecidamente utilizar el mismo software de control en ambos lados, ya que la interoperabilidad de los dos espacios es la base del éxito de esta inversión.

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