En la industria moderna y en las salas de control, optimizar las operaciones, garantizar la seguridad y minimizar los costos son desafíos clave. La Inteligencia Artificial (IA) se consolida cada vez más como una solución eficaz para abordar estos retos. Su integración en numerosos procesos industriales y de servicios permite supervisar instalaciones y procesos sensibles, así como optimizar los flujos operativos.
Sin embargo, antes de implementar la IA en una empresa, es esencial seguir un enfoque estructurado. Este artículo proporciona las claves fundamentales a través de dos elementos centrales: los algoritmos y los modelos en inteligencia artificial.
Imagine una bomba esencial en una línea de producción. Una falla inesperada puede resultar en pérdidas significativas debido a la interrupción de la producción y reparaciones urgentes. Aunque existen métodos de mantenimiento correctivo y preventivo para reducir costos de intervención o evitar ciertas fallas, es difícil monitorear en tiempo real el estado de cientos de equipos e identificar correlaciones complejas en los datos.
La IA puede resolver estos problemas. Por ejemplo, al recopilar una gran cantidad de datos de los sensores de la bomba (vibración, temperatura, presión, etc.) y de su entorno (distribución eléctrica, buses de campo, etc.), se puede entrenar un modelo de IA. En este caso, es posible utilizar una Máquina de Vectores de Soporte (SVM) para construir un modelo de IA.
Una vez entrenado, este modelo puede analizar continuamente los nuevos datos de los sensores y predecir una falla antes de que ocurra. Esta capacidad de anticipación permite planificar el mantenimiento en el momento adecuado, reduciendo así los costos asociados a paradas inesperadas.
El campo de la IA es amplio, por lo que es importante distinguir sus diferentes áreas para comprender su aplicación en el contexto industrial.
Aprendizaje automático (Machine Learning – ML): Se refiere al análisis de datos y la toma de decisiones basadas en ellos. Es la base de la mayoría de las aplicaciones de IA en la industria. Un modelo de ML aprende a extraer información de los datos sin haber sido programado explícitamente para ello.
Aprendizaje profundo (Deep Learning – DL): Es una subárea del ML que utiliza redes neuronales artificiales más complejas, con múltiples capas. El DL es especialmente eficaz en el análisis de datos no estructurados, como imágenes (para la detección de defectos visuales en una línea de producción), sonidos o textos. Requiere generalmente una gran potencia de cálculo y grandes cantidades de datos para ser entrenado eficazmente.
IA Generativa: Es otra subárea de la IA, basada en parte en técnicas de DL, que se centra en la generación de contenido, ya sea texto, código, imágenes o incluso música. Los grandes modelos de lenguaje (LLM) que alimentan los chatbots son el ejemplo más conocido de la IA Generativa. Aunque prometedora para nuevas aplicaciones (asistencia en la redacción de informes, generación de procedimientos), la IA Generativa es una faceta diferente del ML/DL más comúnmente utilizado para el análisis predictivo o la detección de anomalías en la industria.
El núcleo del ML está compuesto por algoritmos, que son procedimientos que permiten construir un modelo a partir de datos y parámetros definidos. Se pueden agrupar en dos grandes familias según su método de aprendizaje:
La creación de un modelo de IA resulta de una fase de entrenamiento durante la cual un algoritmo de aprendizaje ajusta los parámetros del modelo a partir de un conjunto de datos. Es un proceso iterativo que busca optimizar el rendimiento del modelo en la tarea asignada (predecir, clasificar, agrupar, etc.). Este trabajo de entrenamiento y optimización forma parte integral del campo de la ciencia de datos y generalmente es realizado por expertos llamados científicos de datos.
Supongamos que se desea construir un modelo para determinar si un proceso está en una situación crítica en función de dos medidas: la temperatura y la presión.
Comprender la distinción entre un algoritmo (el método de aprendizaje) y el modelo (el resultado del aprendizaje, listo para ser utilizado) es fundamental. Estos conceptos, derivados del ML y del DL, permiten transformar grandes cantidades de datos brutos en información de alto valor para las operaciones.
La IA no es una varita mágica, pero sí una palanca poderosa. Es una herramienta de supervisión que permite mejorar la eficiencia, la seguridad y el rendimiento de las operaciones en una sala de control o en procesos clave.
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